Tierra ligada a implacables cambios, de grandes sequías a inundaciones, la vida salvaje de los Llanos venezolanos debe adaptarse a ellos con gran rapidez. Los Llanos limitan al norte con los Andes y al sur con el Orinoco, ocupando el 35% de la superficie de Venezuela. Se dice de ellos que son la sabana sudamericana por las grandes planicies, la cantidad de vida salvaje y por tener cierto parecido con la extensiones del Serengeti y el este africano.
La de los Llanos es una tierra cruzada por caudalosos ríos como el Apure, el Meta, el Arauca, el Capanaparo y el Orinoco. En la región se distinguen dos largas estaciones, la seca que se extiende de diciembre a abril, y la lluviosa, de mayo a noviembre. La temperatura media anual es de 28º.
Desde siempre ha sido lugar de vaqueros, hombres que crecen sobre sus caballos. El día a día del llanero es controlar a sus cientos de cabezas de ganado, controlar su natalidad, los pastos y la calidad de la carne para su posterior consumo. Y aquí debo decir, a título personal, que la cocina criolla típica de la región es de gran calidad, destacando la carne criolla con especias.
Los llaneros serán nuestros mejores ojos para realizar un buen trabajo fotográfico y disfrutar al máximo del lugar y de su vida silvestre. En época seca acostumbran a dirigirse a zonas que aún conservan agua en busca de anacondas para sacarlas y mostrarlas al visitante o realizar la misma tarea con cocodrilos de mayor o menor tamaño.
Resultaba impactante estar sentado con los lugareños mientras disfrutábamos de documentales filmados en el lugar; en el momento que aparecía una anaconda o un cocodrilo, los llaneros nos mostraran las cicatrices que marcaban su cuerpo a causa de ataques que recibieron y contaban su historia. No podemos olvidar que los Llanos son realmente salvajes, un lugar donde andar por un palmo de agua puede darnos serios problemas si no nos acompaña un llanero.
La única forma de alojarse es en un hato, lo más parecido a granjas ya que se realizan tareas ganaderas, pero cada vez con más fuerza se esta introduciendo el ecoturismo y se pueden realizar algunas actividades como montar a caballo, paseos en barca, paseos en todoterrenos o camiones para poder realizar los safaris fotográficos.
Entre los más famosos podemos encontrar: Hato Frío, Hato El Cedral, Hato Garza o el Hato Piñero, entre otros. Todos ellos son buenos para poder realizar un trabajo fotográfico satisfactorio ya que los autóctonos conocen el medio y pueden sorprendernos con facilidad al mostrarnos la riqueza escondida en estas bastas extensiones de tierra.
Tendremos electricidad de 110 V, siendo necesario llevar en nuestra maleta las clavijas adaptadoras y transformadores que acepten este voltaje. Los hatos no son centros vacacionales donde encontrar tiendas de ningún tipo y menos aún material fotográfico. Es interesante llevar siempre protegido el equipo fotográfico a causa de las ocasionales lluvias que nos pueden sorprender o del polvo y arena que está constantemente en el ambiente.
La gran mayoría de los safaris fotográficos que realizamos fueron con un camión acondicionado para este fin, dándonos la posibilidad de descender para realizar tomas desde un punto de vista más bajo. Es aconsejable llevar siempre bien preparado el equipo fotográfico ya que puede cruzarse un oso palmero o un zorro.
Por otro lado, los paseos en barca son los más satisfactorios, ya que en esta región podemos fotografiar a rapaces como el águila negra, caricari sabanero y muchas otras lanzándose a por la carne que los guías echan cerca para que podamos conseguir imágenes de acción.
Los guías también alimentan desde el bote a los grandes cocodrilos y caimanes, colocando carne fresca en la punta de un palo y moviéndola en el agua para atraerlos. Una vez están cerca, levantan el palo y hacen que los pesados reptiles salten fuera del agua para coger al vuelo la carne ¡Y son capaces de sacar totalmente el cuerpo del agua! Acostumbrados a ser alimentados desde las barcas, los cocodrilos más grandes nos siguen por todo el safari acuático, motivo suficiente para tener las manos y el equipo fotográfico en el interior del bote.
Aconsejo encarecidamente que se lleve repelente de mosquitos, a ser posible en crema para poder mezclarlo con vitamina B-12. Conviene usar ropa ligera y botas de treking.
Podemos encontrar gran cantidad de vida animal. En el medio acuático, a los caribes o pirañas, los delfines de agua dulce, caimanes, cocodrilos y anacondas. En tierra encontraremos al impactante oso hormiguero – u oso palmero-, al oso hormiguero de collar – u oso melero-, jaguares, ocelotes, zorros sabaneros, capibaras. En el aire veremos la segunda ave más grande de América, el jabirú americano, a la impresionante águila negra, al caricare común y al caricare sabanero, así como cientos de pajarillos que en todo momento nos acompañaran en los safaris y se dejaran fotografiar sin ningún problema.
Todos ellos dan buenas oportunidades fotográficas. La época seca es la mejor para fotografías a los animales ya que se agolpan en las zonas donde aún existen pequeñas extensiones inundadas.
Los ungulados son otra de las estrellas y esta totalmente asegurado disfrutar de su presencia. Como el resto de animales, en los Llanos no son cazados, estando castigado con pena de cárcel dar muerte a cualquier ser vivo salvaje.
Por otro lado, es muy conocida esta región por la abundancia en anacondas. Aconsejo a todo aquel que desee ver este espectáculo que visite la región en la temporada seca ya que estos ofidios se ven obligados a buscar otras charcas y ríos cuando el suyo se seca, y puede ser normal verlas reptando tranquilamente por los caminos en los que podemos dar un paseo.
Los búhos terrestres, o mochuelo de hoyo, son otro de los atractivos seguros. Fieles a su agujero o nido, las parejas se pasan el día revoloteando para poder cazar algún roedor o reptil. Son muy confiados y es fácil realizar tomas de ellos.
Cuando comencé a buscar información sobre las posibilidades fotográficas de la vida salvaje en Venezuela, la primera opción era los Llanos, una región que recibe la frecuente visita de grandes documentalistas de la televisión.
Busqué cuál de los hatos era el más recomendable y opté por El Cedral. Ofrece paseos a caballo así como dos salidas diarias en camión para observar la fauna a primera hora de la mañana y última de la tarde, algo muy de agradecer cuando lo que buscamos es tomar fotografías.
En este camión siempre estuvimos acompañados de un guía local que nos explicó todo lo que deseamos saber del lugar así como de su fauna, todo salpicado por algún que otro chiste ya que los llaneros son gente con un gran sentido del humor. Estos paseos discurren por caminos de tierra repletos de capibaras y están un poco elevados para que en época de lluvias no se inunden como el resto de terreno. Otra opción, y la que personalmente más disfruté, son los paseos por el impresionante río Matiyure, un afluente del Apure, en el que tuvimos la posibilidad de presenciar el espectáculo de los cocodrilos saltando en pos de la carne que los llaneros les proporcionan. También fuimos seguidos por águilas negras, caricares y otras rapaces que se han acostumbrado a ir a por la carne que se les lanza al aire o al agua.
El equipo fotográfico que llevé estaba compuesto de un cuerpo digital, y unas focales comprendidas entre los 14 y los 600 mm. Resulta necesario un 300 mm. para realizar tomas de la avifauna y un 600 mm. para mamíferos como el oso palmero, si tenemos suerte ya que es difícil de ver en época de lluvias, o el oso melero. Los angulares nos pueden hacer disfrutar con tomas de aproximación y así mostrar el hábitat junto al sujeto pero siempre bajo la supervisión de nuestro guía que nos dirá que se debe hacer y que no. Yo me arriesgué con los cocodrilos y caimanes – y me llevé algún que otro susto – pero con mucho tacto y teniendo al guía siempre pegado a mi.
En algún momento nos puede parecer buena idea meternos un poco en los cauces o charcas para encontrar el encuadre deseado, pero esto esta rotundamente prohibido. De hecho, no es aconsejable aproximarse a menos de diez metros del agua para evitar sorpresas y, muy probablemente, llevarnos un mal recuerdo.
Disfruté de los reflejos del Matiyure y otros ríos tranquilos que alimentan estas tierras, de los cambios bruscos del tiempo, de las grandes extensiones llanas salpicadas por grupos de árboles alejados entre sí y aguas cubiertas de nenúfares con sus grandes flores.
La conclusión es clara para todo aquel que pise los Llanos, “volveré”. Un lugar tan salvaje deja jugar a la creatividad. La simplicidad del paisaje te envuelve y el sonido de la vida salvaje es incesante tanto de día como de noche. Todo un santuario que hará disfrutar al naturalista y al fotógrafo sea cual sea su disciplina.
Hatos donde poder alojarse
Hato el Cedral : www.elcedral.com
Hato El Frío: www.hatoelfrio.com
Información general: www.venezuelatuya.com